miércoles, 4 de agosto de 2010

Palabras del demonio

Cuanto mal han hecho las frases “no hay narices/huevos o y si….” O cualquiera que implique hacer una barbaridad o putada a un amig@.

Todo empezó un día cualquiera, en la que recibes la llamada de una amiga,
“Que la otra compi huevona quiere que vayamos a su playa para tomar café.”
“Por mi, encantada”.- Comento.
Sin poder echar siesta por que el café es a la hora de la siesta, nos vamos a tomar café. Una cosa lleva a la otra y al final nos convence para salir de fiesta en su playa (tampoco es que le costara mucho trabajo).
Habiéndonos ganado nuestras respectivas broncas, con nuestros respectivos padres, por ocurrírsenos la genial idea de irnos de fiesta un sábado por la noche, emprendemos el regreso a la playa de la amiga huevona.
Fiesta, cerveza, baile, más cerveza o copas, más bailes y muchas, muchas risas. La noche para algunas de las que fuimos se acabó muy pronto, pero que le íbamos a hacer, los pubs cerraban y no había otro sitio donde ir, así que emprendimos la retirada a casa. En el final del grupo, que salimos, quedamos cuatro amigas y a una de ellas se le ocurrió la genial idea de decir: “¿Y si duchamos a la huevona?”.
Creo que no tardamos ni un segundo en cogerla, una de los brazos y las otras dos de los pies y emprendimos el corto pero tortuoso recorrido hacia las duchas.
No se donde estarán situadas las duchas en otras playas o como serán, pero tuvimos que sortear el murete o poyete cargando con la otra y sabiendo que ninguna nos habíamos privado de unas cuantas cervezas/copas, bueno no voy a describir la imagen para que vuestras mentes perversas hagan mi trabajo.
La huevona se agitaba, viendo cada vez más cerca la ducha y ocurrió la hecatombe, la gente se empezó a rajar. La que tuvo la genial idea de retarnos se echo para atrás, luego nos explico que le daba lastima, la otra compi había soltado ya a la capturada por que no podía aguantarse la risa y yo que ya estaba con la mano en el pulsador sólo conseguí ducharle un pie. Se libró por muy poquito.

Así que la próxima vez que se ocurra decir una frase encabezada por “Y si…” o “ No hay huevos”, pensáoslo, mirad en lo que puede convertir esas frases a la gente.

Nos vemos en los bares.