jueves, 7 de abril de 2011

La vuelta a la vida

TERCERA PARTE

- Corre ¡

Fue lo único que salió de la boca de Sally cuando intuyeron lo que podía venírseles encima.
Empezaron a correr al interior de la fábrica, sin ninguna precaución. Detrás de ellos tenían un gusano gigante, que por cara sólo tenía una boca llena de dientes. Éste se movía lentamente por su gran tamaño y dio una leve ventaja a Sally y Otto, pero no mucha.
Por fin llegaron a una puerta, mientras Sally sacaba el rifle de francotirador para intentar por algún milagro pararlo, Otto se puso de inmediato con la puerta.
Un par de disparos resonaron en el interior de la fábrica, pero eso no paró el avance de la bestia, por suerte o habilidad, la puerta se abrió y pudieron pasar al siguiente pasillo que estaba delante de ellos.
Con las prisas no se fijaron en el cañón del techo que empezó a apuntarlos. Sally más entretenida en mirar si la puerta se había cerrado tras de ellos que en el techo, cuando intentó apuntar al cañón falló. Pero Otto sabiendo que en una fabrica así tenía que tener medidas de seguridad estaba prevenido. Aunque antes de disparar se planteó el hecho de intentar esquivar el cañón y dejar que hiciera alguna mella en el gusano. Pero al segundo deshecho la idea, y con un disparo certero eliminó la amenaza.
Siguieron corriendo hasta llegar a la siguiente puerta, Otto se puso a ello y Sally volvió a disparar al gusano, que esta vez estaba un poco retrasado, ya que la puerta anterior le había interrumpido su avance por unos minutos.

Murray ya no tiraba de la cuerda de Sally, eso sólo podía significar una cosa, detrás de esa puerta estaba su objetivo, pero también que esa puerta era más difícil de abrir. En lo que a Sally le pareció una eternidad, pero para Otto sólo unos segundos, ya que él no veía lo que se le estaba acercando a la espalda, se abrió lo suficiente la puerta para que entraran en aquel almacén.

Sin luces, sin saber lo que había dentro decidieron cerrar la puerta tras ellos ya que seguro que lo que había dentro sería más fácil de matar que un gusano gigante. O por lo menos eso esperaban ellos.

Cuando por fin Otto pudo activar las luces, delante de ellos apareció un tubo de enormes dimensiones, al sacar la cabeza por la derecha de éste se dieron cuenta que no era un vulgar tubo, era el cañón de un lanzamisiles. Un golpe secó se oyó en la puerta, el gusano había llegado.

Sin mediar palabra y con media sonrisa en la boca, por que podían tener una posibilidad, Otto se fue corriendo a los controles de activación del lanzamisiles y Sally se puso a buscar la munición.
Poco a poco Otto fue sacando las claves de activación, mientras Sally con un torillo y sin tener ni idea, manejaba un misil que encontró en el almacén. La adrenalina que corría por sus venas no le hacía pensar que con un mero error podían salir todos volando.
La puerta empezó a combarse hacia dentro, el gusano estaba rompiendo la puerta, le quedaban pocos segundos antes de que irrumpiera dentro de la habitación. Sally cargo el arma, sólo quedaba que Otto terminara de activar el arma. Pero los últimos códigos eran muy complicados y estaba improvisando sobre la marcha.
Trozos de metal saltaron por los aires, cuando el gusano rompió la puerta y se incrusto directamente en el cañón del lanzamisiles. Se lo empezó a comer.
Sally sin pensarlo puso un cuchillo en el cuello de Otto.

- Como no actives de una vez este chisme te mato. El gusano no va a llegar a matarte te lo prometo.

No se sabe sí por la amenaza de Sally, sí por inspiración del emperador o por que Otto en el fondo es bueno con las máquinas, terminó de activar el arma. Sally saltó por encima de su cabeza y pulsó el gran botón rojo para disparar el arma. Provocando un gran estruendo. A causa de la exposición del mismo, cayeron trozos de gusano por todos lados y Otto y Sally salieron despedidos hacia las cajas, rompiendo algunas a su paso.

Estaban llenos de sangre y trozos de gusano pero vivos.

Nos vemos en los bares.