lunes, 8 de junio de 2009

En busca de la guarida perdida

Una tarde cualquiera, pongamos esas de los viernes que lo único que piensas es "genial, en un plis estoy de cervezas en el bar de Harry", en la mansión sólo quedábamos La reina blanca, Kitty y yo, deseosas de irnos.

El sonido del teléfono perturbo la paz creada después de haber conectado el sistema de vigilancia, bajada de persianas, alarmas, sensores, la mansión se cerraba hasta el lunes siguiente (todos habían decidido irse ese finde). Era Friedrich Von Roehm, uno de los lords del Club del fuego infernal, quería la localización de un enclave enemigo. Lo malo era que ya estaban todos los sistemas apagados y volver a reiniciarlos llevaría su tiempo. En esto, Emma cogió su móvil y empezó a llamar a todos sus contactos para intentar averiguar por todos los medios dicha localización.

Pese a todo su esfuerzos nadie podía darle una dirección. De igual forma Kitty también comenzó a llamar a todo el mundo, pero tampoco tuvo mucha suerte y yo no pude hacer nada por que tenía un ataque de risa.
Después de un rato, gracias a los contactos de Emma encontramos la guarida, pero por alguna razón Friedrich no respondía a su comunicador.
Todo el tiempo gastado en encontrar el enclave enemigo y al final el interesado no nos hacía caso, cada una cogió un camino diferente y se fue al sitio o fiesta que tuviera previsto. La verdad es que no se si recibió el mensaje o no, pero tampoco me quita el sueño.

Nos vemos en los bares

lunes, 1 de junio de 2009

Una de robots

Hasta hace muy poquito no llegaba a entender a Kitty ni Coloso cuando me hablaban de sus continuas peleas con Los Centinelas. Hasta que un día, me dijeron que les echara una mano con ellos.
Comprobé con mis propios ojos lo que era llegar a su guarida. El viaje estaba lleno de trampas, obstáculos y por si fuera poco a la entrada le pusieron armas defensivas para que no pudiésemos entrar. Poco a poco nos abrimos paso entre tantas medidas defensivas. Viendo lo que se nos venía encima nos pusimos los uniformes de pelea y nos dirigimos al núcleo central de los centinelas.
Sin miedo, fuimos directos a ellos, vimos como se preparaban, cargaban los láser, daban la voz de alerta, se ponían en formación de ataque, todo lo posible para contraatacar. Por que ahora no eran dos los que iban a pelear, eramos tres.

Rayos láser por todos lados, brazos gigantes cayendo a mi alrededor, centinelas con agujeros en en el pecho caían redondos, armando un ruido ensordecedor. Gracias a su poder de entrar en fase, Kitty sólo tenía que pasar a través de ellos para provocar cortocircuitos, Coloso con un simple puñetazo los destrozaba y yo me dedicaba a arrancarles las cabezas.
Lo mejor de todo es que siempre iban a atacar a Kitty y Coloso, así yo tenia más libertar para atacar por otro lado sin que me vieran venir.

Uno de estos días de viaje a la guarida de los Centinelas, (esta vez sin Kitty ya que el profesor le mando a otra misión) Coloso y yo, mientras peleábamos, vimos un robot de mayores dimensiones. Investigamos y descubrimos que era Molde Maestro, el robot que dirigía y creaba a todos los centinelas. Cuando nos dimos cuenta de este detalle fuimos a por él pero ya se había ido y perdimos la oportunidad de acabar con todos los centinelas. Aunque si digo la verdad, mejor así tenemos más diversión por un tiempo.

En fin ya veis que la pelea no termina, pero por aquí estaremos, para seguir dando guerra.

Nos vemos en los bares