Lo de vivir en la mansión tiene sus inconvenientes. Vive mucha gente en ella y no todos te caen bien. No, no os preocupéis, que no me estoy refiriendo a todos los protagonistas, de la hasta ahora vida en la mansión, tanto los que están como los que se fueron.
Con el tiempo han ido aumentando la gente que ha empezado a vivir en la mansión y no todos pueden caerte bien ya que cada uno tiene su personalidad y se cree con más derecho o menos de exigir más o menos cosas.
Pero de lo que no me había dado cuenta hasta hace unos minutos, es que también tiene ventajas.
Estando matándome a ejercicios, en la Sala del Peligro, escuche como uno de los nuevos reclutas hablaba con Rondador nocturno. “¿Cómo le iban las cosas? ¿Qué peligros se nos venían encima?" y de más temas, lo de siempre.
La conversación ha durado unos pocos minutos ya que Rondador siempre tiene trabajo que hacer, pero el nuevo recluta también le ha preguntado si quería una cerveza para que el tiempo se aguantara mejor y ni corta ni perezosa yo, habiéndolo escuchado he gritado que sí, que por qué no (sí, ya se que era previsible). Gracias a esa voz me encuentro en este momento en la sala del peligro disfrutando de una burbujeante cerveza gracias a uno de los nuevos reclutas que se preocupa por la gente que sigue currando por aquí.
Contando con estos buenos samaritanos y esas maravillosas instalaciones que tenemos, piscina incluida, de la cual he disfrutado muchas veces. Creo que los beneficios son bastantes más que los inconvenientes de vivir en una ya mansión llena de gente.
Nos tendremos que soportar mutuamente, por que ya se sabe que nadie es un ángel.
Con el tiempo han ido aumentando la gente que ha empezado a vivir en la mansión y no todos pueden caerte bien ya que cada uno tiene su personalidad y se cree con más derecho o menos de exigir más o menos cosas.
Pero de lo que no me había dado cuenta hasta hace unos minutos, es que también tiene ventajas.
Estando matándome a ejercicios, en la Sala del Peligro, escuche como uno de los nuevos reclutas hablaba con Rondador nocturno. “¿Cómo le iban las cosas? ¿Qué peligros se nos venían encima?" y de más temas, lo de siempre.
La conversación ha durado unos pocos minutos ya que Rondador siempre tiene trabajo que hacer, pero el nuevo recluta también le ha preguntado si quería una cerveza para que el tiempo se aguantara mejor y ni corta ni perezosa yo, habiéndolo escuchado he gritado que sí, que por qué no (sí, ya se que era previsible). Gracias a esa voz me encuentro en este momento en la sala del peligro disfrutando de una burbujeante cerveza gracias a uno de los nuevos reclutas que se preocupa por la gente que sigue currando por aquí.
Contando con estos buenos samaritanos y esas maravillosas instalaciones que tenemos, piscina incluida, de la cual he disfrutado muchas veces. Creo que los beneficios son bastantes más que los inconvenientes de vivir en una ya mansión llena de gente.
Nos tendremos que soportar mutuamente, por que ya se sabe que nadie es un ángel.
Nos vemos en los bares
