Estando en la Mansión y arreglando como no, algún asunto del Club del fuego infernal, Kitty y yo, decidimos que hacia falta hacer una pausa en nuestro ajetreado día, para ir a desayunar al café de Harry.
En esta Mansión siempre hay prisas asi que preferimos coger un Kin-jet para no tardar tanto en las idas y las venidas y tener más tiempo para el desayuno.
Entramos en el garaje y Kitty se pone a los mandos, en esto que oigo un Oooopsssss, pero muy dulcemente pronunciado. Kitty me mira y no me dice nada, sólo se pone a reír. Abre la puerta del kin-jet y empieza a mirar debajo del asiento, mientras yo preguntando que narices pasa y por que no nos vamos que había que desayunar.
Por fin veo como se le ilumina la cara de felicidad a Kitty mientras que me muestra una llave.
Se le habían caído las llaves de kin-jet. Nos podéis imaginar el ataque de risa que me ha dado en ese momento. Es del tipo que aunque haya pasado las horas mientras me siga acordando me voy a seguir riendo. De ahí que cuente esta pequeña anécdota para poder acordarme siempre que lo lea.
Entramos en el garaje y Kitty se pone a los mandos, en esto que oigo un Oooopsssss, pero muy dulcemente pronunciado. Kitty me mira y no me dice nada, sólo se pone a reír. Abre la puerta del kin-jet y empieza a mirar debajo del asiento, mientras yo preguntando que narices pasa y por que no nos vamos que había que desayunar.
Por fin veo como se le ilumina la cara de felicidad a Kitty mientras que me muestra una llave.
Se le habían caído las llaves de kin-jet. Nos podéis imaginar el ataque de risa que me ha dado en ese momento. Es del tipo que aunque haya pasado las horas mientras me siga acordando me voy a seguir riendo. De ahí que cuente esta pequeña anécdota para poder acordarme siempre que lo lea.
Nos vemos en los bares